miércoles, 22 de mayo de 2013

Diario de un film 24: Agradecimientos

Todas las películas tienen en sus títulos finales un montón de agradecimientos, pero La Noche del Chihuahua no tiene.
¿Seré un desagradecido?
¿No me ayudó nadie a hacerla?

De hecho pasa algo curioso, casi toda la gente que figuraría en los agradecimientos ya está en los títulos por alguna otra causa, como actor, como técnico o como productor colectivo. Ya figuran todos.
Pero eso no quiere decir que no se merezcan unas gracias públicas.
Ahora, a dos semanas de haberla estrenado en la red, teniendo casi 4000 visitas y decenas de comentarios entusiastas, me parece un buen momento para hacerlo. Acá va.
Frente a todos voy a agradecer a:

Benjamín Rojas, a quién elegí como la cara de la película y se ganó llegar a ser su alma.

A Talo Silveyra, dueño de los momentos más hilarantes del film (comprobado científicamente)

A Josefina Silveyra, la revelación que se animó a todo.

A Iván Espeche, con su solidez y creatividad actoral todoterreno.

A Inés Palombo, dos destellos en la oscuridad de esa noche.

Y a Graciela Stefani, por su generosidad y su confianza.

Por otro lado tengo que agradecer a mis amigos, gente que he conocido en diversos ámbitos, algunos en trabajos, en mi peli anterior o incluso algunos que vienen desde la secundaria, y que ayudaron en las más diversas tareas. Simplemente poniendo el hombro, prestando un equipo, actuando o respondiendo a un llamado de emergencia. No hace falta nombrarlos de a uno, ellos saben quiénes son.

Como una intersección entre conjuntos, algunos de ellos fueron productores colectivos de la película. Y para todos los productores es el tercer agradecimiento.
Esas 73 personas que apoyaron el proyecto sin esperar nada a cambio, más que un regalito simbólico. A algunos los conozco mucho, a otros los conozco de manera virtual y de otros no había tenido ni una noticia en mi vida, hasta que de repente decidieron aportar su dinero para que mi delirante idea se haga realidad.
Es algo incomprensiblemente alentador. No me dieron plata, me dieron afecto, o al menos eso sentí yo.
Sin habérmelo propuesto La Noche del Chihuahua se convirtió en la primera película argentina producida por financiamiento colectivo que se estrenó. Así que al menos por eso me aseguré un lugarcito en la historia del cine argentino.

Merecen mi agradecimiento también los profesionales de primer nivel que se sumaron al proyecto, por sincero y profundo amor al arte, Diego Grimblat y Juan Manuel Casolati. Gracias por brindarle a la película su capacidad y su talento.

Y por último tengo que agradecer a mi familia. Desde mi sobrino que hizo el sonido, hasta mi hermano que actuó y todos los que también aportaron como produtores colectivos. Otra intersección.
Pero especialmente tengo que decirle gracias a mi mujer Jesica y mis hijos Fausto y Amalia que no sólo actuaron, ayudaron y trabajaron, sino que albergaron en su propia casa la filmación de un largometraje. Y eso supone incomodidades, molestias y sobre todo una postergación de sí mismos para ayudar a su padre con sus locos sueños. Claramente algo que sólo se hace por verdadero amor.

Todas las películas son experiencias especiales. Esta lo fue mucho. O tal vez lo especial sea que yo tengo ahora la capacidad y posiblemente la intención de reflexionar y de analizar esta experiencia.

Como sea, La Noche del Chihuahua está ahora ahí afuera y miles de personas la van a seguir conociendo.
Noche a noche un timbre seguirá sonando, unos colmillos seguirán apareciendo y una chica siempre desaparecerá en la oscuridad... y lo harán por siempre, mientras alguien los esté mirando.

Sin embargo para mí es algo terminado y es hora de pensar en otras creaciones. Así de raras son las películas.
Pero antes de eso hacia falta tomarme un rato para escribir esto, y así volver a decirles a todos ustedes:

Muchas gracias.

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