Ya se estrenó On Line "La noche del Chihuahua", segundo largometraje de Guillermo Grillo.
La película se filmó íntegramente realizado en nuestro departamento, para el cual tuvimos que sacar todos los muebles del living y llevarlos al fondo. Los roles técnicos principales recayeron exclusivamente en el propio director, y en mí, su mujer. El hizo guión, dirección, cámara, fotografía y montaje; yo hice dirección de arte, vestuario, maquillaje y producción. Sonido y Fx fueron destinados a otras personas, ya no dábamos más.
Cociné para todo el equipo porque parte de la propuesta de Guillermo era que fuera una filmación hogareña, casera. Y lo fue en más de un aspecto. Actuaron nuestros hijos, el mayor le agregó una escena al guión, y la menor se divirtió haciendo claqueta en la mayoría de las tomas.
Olor a comida había todo el tiempo, y la cocina estaba siempre abierta para quien quisiera picar algo o tomarse un café, y terminó siendo el punto de encuentro para las anécdotas (siempre lo mejor de un rodaje).
Todos se divirtieron con un pinball modelo setenta y pico que Guillermo guarda con recelo desde su infancia y con la play de nuestro hijo. Fueron dos meses en los cuales nuestra familia se agrandó inesperadamente, en lugar de cuatro éramos once.
Pero un día terminó el rodaje, vinieron los premios, las fotos, los éxitos, y quedó nuestro living vacío, sucio, y desolado. También quedaron trastocadas nuestras vidas, desde ya. Sólo aquellos que participaron alguna vez de un rodaje pueden comprender de qué hablo. El living se ordenó, se limpió, y hasta se pintó más rápido que nuestras emociones, algunas de las cuales aún siguen rebotando como la pelotita del pinball.
Lo que quedó es nada más y nada menos que la película. Una historia original, emocionante, divertida e inteligente, que te roba sonrisas y carcajadas cada minuto, una lección de cómo hacer cine con dos mangos sin desmerecer al espectador, porque cuando Guillermo Grillo escribe y filma piensa en el público, no en él. Y de eso puedo dar fe abiertamente.
Esta película es una clara demostración de que para tener un buen resultado sólo hacen faltan tres cosas: un guión sólido, buenos actores y un lugar disponible.
De eso “La noche del Chihuahua” tenía de sobra.
Disfruten.
Jesica La Torre
Cociné para todo el equipo porque parte de la propuesta de Guillermo era que fuera una filmación hogareña, casera. Y lo fue en más de un aspecto. Actuaron nuestros hijos, el mayor le agregó una escena al guión, y la menor se divirtió haciendo claqueta en la mayoría de las tomas.
Olor a comida había todo el tiempo, y la cocina estaba siempre abierta para quien quisiera picar algo o tomarse un café, y terminó siendo el punto de encuentro para las anécdotas (siempre lo mejor de un rodaje).
Todos se divirtieron con un pinball modelo setenta y pico que Guillermo guarda con recelo desde su infancia y con la play de nuestro hijo. Fueron dos meses en los cuales nuestra familia se agrandó inesperadamente, en lugar de cuatro éramos once.
Pero un día terminó el rodaje, vinieron los premios, las fotos, los éxitos, y quedó nuestro living vacío, sucio, y desolado. También quedaron trastocadas nuestras vidas, desde ya. Sólo aquellos que participaron alguna vez de un rodaje pueden comprender de qué hablo. El living se ordenó, se limpió, y hasta se pintó más rápido que nuestras emociones, algunas de las cuales aún siguen rebotando como la pelotita del pinball.
Lo que quedó es nada más y nada menos que la película. Una historia original, emocionante, divertida e inteligente, que te roba sonrisas y carcajadas cada minuto, una lección de cómo hacer cine con dos mangos sin desmerecer al espectador, porque cuando Guillermo Grillo escribe y filma piensa en el público, no en él. Y de eso puedo dar fe abiertamente.
Esta película es una clara demostración de que para tener un buen resultado sólo hacen faltan tres cosas: un guión sólido, buenos actores y un lugar disponible.
De eso “La noche del Chihuahua” tenía de sobra.
Disfruten.
Jesica La Torre
¡Me encantó! ¡gracias por compartir su arte!
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