lunes, 4 de junio de 2012

Diario de un film 8: rodaje

Como la campaña de financiamiento colectivo viene muy bien, ya empecé al filmar algunas partes de la película. En todo el largometraje hay una sola escena donde no está presente el personaje de Benjamín Rojas y justamente esa es la que elegí para comenzar. Los actores no fueron la razón, claro, sino la escenografía. Casi toda la acción transcurre en el living de mi casa, que en la ficción es un departamento que el joven protagonista acaba de alquilar y por lo tanto está totalmente despojado de muebles y objetos. Pero esta escena en particular ocurre en el mismo lugar, pero con un amoblamiento propio de una familia que vive allí hace un tiempo. Entonces o la filmaba antes de sacar todos los muebles y amontonarlos en el cuartito del fondo, o la filmaba al final de todo, cuando las bibliotecas, sillones y mesas volvieran a su lugar. Así que fue primero. En la escena ocurre un encuentro entre el personaje de Talo Silveyra y su madre, así que quién mejor para interpretar ese papel que su verdadera madre, Graciela Stefani. La verdad es que fue un placer trabajar con ellos dos. Fue una jornada de filmación muy tranquila y amena, en el set hubo apenas cuatro personas en total: los dos actores, mi mujer que hizo sonido y yo. Eso si que es el equipo más chico posible. Y como la escena no era demasiado larga la terminamos en apenas cuatro horas, cosa que fue algo precioso. “La felicidad es una filmación de cuatro horas” podríamos decir. Por lo menos en el inicio del proyecto creo que mi objetivo se cumplió ampliamente. Me sentí como cuando a los 11 años hacía cortos con mis hermanos actuando y mi mamá de camarógrafa. Justamente como dice mi mujer, esta es una película lúdica. Un juego. Y empieza divertido.

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