viernes, 27 de enero de 2012

Diario de un nuevo proyecto 4: Problema.


Yo sabía que esto de contar el desarrollo del proyecto en el blog iba a ser complicado, porque hacer una película es esencialmente relacionarse con un montón de personas y esas personas pueden incomodarse si uno hace público lo que pasa con ellas.

Pero si no cuento los problemas que van surgiendo tampoco tiene sentido hacer el blog.

Supongo que si me abstengo de usar nombres reales me mantengo inimputable, así que digamos que este muchacho se llama “Carlos” y es actor.

Yo pensé en Carlos para el protagonista de la película desde el primer momento. El diálogo mental que originó la historia fue algo así:


- ¿Qué tengo?

- Mi casa. El living de mi casa.

- ¿Quién está ahí?

- Carlos.

- ¿Y qué le pasa?

- Vive solo. Llega un amigo y le cuenta algún problema que tiene.

- ¿Qué problema?

- Tiene miedo de convertirse en Hombre-lobo.


Esa fue la chispa que encendió la película, ahí está todo, es la piedra angular. Desde la primera letra del guión imaginé cada diálogo con la voz de Carlos y cada gesto con su cara. Tengo que admitir que eso hizo mucho más fácil y fluído el proceso de escritura.

Lógicamente lo primero que hice después de registrar el guión fue enviárselo a Carlos. Pero ayer lo llamé por teléfono y me dijo que, por razones personales y perfectamente atendibles, no quiere participar del proyecto.

Caramba. Qué problema.

Si le sacan la piedra angular a una construcción... ¿Qué le pasa? ¿Se cae? ¿Esto significa que el proyecto se cae?

Mi primer largometraje, Fantasma de Buenos Aires, fue producido por la Universidad del Cine como una experiencia didáctica, con un equipo compuesto por estudiantes, el objetivo central de la producción era aprender. Y yo aprendí mucho.

Casualmente me pasó algo parecido en Fantasma, y por eso tuve que encarar un trabajoso proceso de casting. Yo sufrí mucho ese proceso, pero terminó felizmente con el notable hallazgo de Talo Silveyra para el protagonista.

Ahora, la renuncia de Carlos me quita algo invaluable, que es la certidumbre. Yo sabía cómo iba a quedar la película con él, y ahora no lo sé. Pero también sé que eso no significa que valla a quedar peor, posiblemente lo contrario.

Así que empiezo a pensar ¿dónde habrán quedado los cassettes de aquel casting que hice para Fantasma? ¿Tendremos la información de contacto de esos pibes? Eso fue en 2007... Mi asistente de aquel momento, Lucas, y mi ayudante Wenchi, ¡ya dirigieron sus propios largos!

En fin, parece que en el camino que yo visualizaba ha caído un meteorito y voy a tener que rodear el inmenso cráter que ha dejado. Va a ser un camino más largo y escarpado, por lo que tengo que juntar ánimo, tomar aire y lanzarme por el campo.

Pero bueno... andar por el camino es fácil, pero andar por el campo es más lindo.


Una vez más me digo... ¿Por qué no me dedico a la literatura?